Ayer tuve una bonita sesión de postboda en Aranjuez y Toledo. Una vez más pude comprobar cómo la belleza del lugar no importa si no sabes utilizar la luz para resaltar un momento romántico de la pareja, o por el contrario, cómo un lugar que aparentemente no tiene atractivo, resulta que nos brinda una imagen única gracias a saber mirar al punto adecuado y utilizar la luz. En el mundo de la fotografía en general y creo que todos los fotógrafos lo hemos hecho, utilizamos el procesado una y otra vez, en nuestro afán de investigación y superación, pero es obvio que usando nuestro estilo, y ahí entra en juego usar la luz como queramos reflejar en nuestras fotos, llegamos a un punto en el que tenemos unas imágenes bellísimas sin procesado fotográfico.
Muchas veces oímos que el fotógrafo tarda mucho tiempo en darnos el reportaje de boda, preboda o postboda… a veces demasiado. Tanto que nos impacientamos o incluso cuando nos entrega el trabajo ya no tenemos la misma ilusión de verlo. Realizar una fotografía con un uso de la luz adecuado nos permite ser más rápidos en la entrega de nuestra trabajo porque apenas habrá que procesar nada.
¿Con procesado o sin procesado? Como todo en la vida, en su justa medida, pero si tenemos el privilegio y la suerte de tener una gran luz, como ayer, o utilizar adecuadamente la que tenemos, sin duda me quedo con el «sin procesado».
Aquí os muestro una de las fotografías que tomé, sin procesado, con los ajustes que yo realizo en mi cámara. Se me pone el vello de punta al recordar la magia de los momentos de ayer. Pronto os mostraré más sobre este maravilloso trabajo.
Y como siempre, gracias por leerme. Un abrazo.
Rafael Lillo